«Decir literatura y vida para mí es siempre lo mismo».Cinco temas hablan de esta relación íntima: La casa, Tengo que aprender a ver, Viajar, Los amigos, Clases de Berkeley y la Etapa histórica, en una exposición en la que Casa Amèrica es tomada por diversos materiales, imágenes u objetos que pertenecieron al autor.
Un Cortázar que nos mira “desde el otro lado de las cosas” nos recibe para iniciar un trayecto que llevamos a cabo a través de las primeras ediciones de sus libros, fotos, cartas y postales inéditas, dedicatorias, su máquina de escribir, su pipa, la sala de su casa en la Rue Martel Nº 4 de París, la agenda telefónica en la que aparecen los números telefónicos de Kundera o de García Márquez, o su voz dando clases en Berkeley.
Uno de los elementos singulares es la furgoneta “Fafner”, en la que Cortázar recorriera el trayecto París-Marsella junto a su última mujer Carol Dunlop (viaje que dio lugar al libro Los autonautas de la Cosmopista), ilustrada aquí a partir de postales que “empapelan la pared” de manera análoga al gesto con el que Cortázar hacía suyos los espacios más íntimos.